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Ansiedad en tiempos de pandemia


Si bien la ansiedad es considerada una experiencia emocional de carácter universal y es parte de nuestra vida, también debemos comprenderla bajo otros aspectos en estos tiempos de pandemia que atravesamos.

El rasgo distintivo de este momento es que estamos en crisis y la pandemia nos ha tocado de una u otra manera a todos. Ya nadie duda de que el coronavirus está entre nosotros.

Según las situaciones y las circunstancias, las personas reaccionan de modos distintos. La situación de aislamiento puede generar ansiedad, soledad y ciertos miedos. A otras personas pueden provocarles depresión, inducirlas a abuso de sustancias y hasta hacerlas sentirse en presencia de algo que no puede ser soportado.

La palabra “ansiedad” significa estrechez, aflicción, opresión, congoja, estado que se produce ante acontecimientos inciertos o la anticipación de un peligro.

La ansiedad es una experiencia ligada a las situaciones que se viven, que prepara a la persona para la realización de ciertas acciones o la pone en conocimiento de posibles amenazas. Se trata de una ansiedad “normal”.

Pero también hay otros tipos de ansiedades que no son una respuesta proporcionada a la situación, y su intensidad, grado y duración se vuelven superlativas. En estos casos se transforma en problemática y compromete el bienestar y funcionamiento de toda la persona.

Ansiedad y angustia

Las investigaciones relacionan los términos de ansiedad y angustia. Mientras que en la primera cobran mayor presencia los síntomas psíquicos, en la angustia predominan más las expresiones somáticas.

La ansiedad es vivida como sensación de opresión ante la aproximación de un peligro; una de sus características más sobresalientes es la anticipación. La persona vive con la sensación de que algo malo va a ocurrir.

En cambio, en la angustia se pone más de relieve lo somático en forma de constricción y ahogo. La angustia es más visceral, obstructiva y tiene como efecto la inmovilización total, que hace que la persona pierda su capacidad para actuar con libertad.

Es decir que en la angustia predomina más la expresión física, el efecto eminentemente de paralización y el hecho de que la persona perciba de forma difusa lo que está sucediendo. La angustia es más episódica e intensa, mientras que la ansiedad es más permanente en el tiempo.

¿Y el estrés?

Estrés designa la reacción de un organismo ante una carga, tensión o esfuerzo. Existe un estrés positivo, que es esperable que esté en nuestras vidas como estímulo y desafío (eustrés), y otro negativo, que perjudica nuestra salud y bienestar (distrés o, comúnmente, estrés). Este último se produce cuando la persona siente que no puede enfrentar las demandas del ambiente, lo que le provoca un profundo malestar.

Cuando la ansiedad es patológica, es necesario consultar

Hemos planteado que existe una ansiedad normal como parte de nuestras vidas. Hasta cierto grado, es deseable que esté presente, ya que nos permite enfrentar las demandas y exigencias cotidianas. Sin embargo, en determinadas circunstancias y bajo ciertos factores, la ansiedad se vuelve patológica.

Los motivos de consultas más frecuentes en referencia a la ansiedad en atención primaria son:

-Cefaleas.

-Dolores corporales y tensión muscular.

-Molestias torácicas y digestivas.

-Fatigabilidad.

-Inconvenientes para conciliar el sueño o alteraciones del sueño.

-Dificultad para respirar, mareos, sudoración, taquicardia, sensación de nudo en la garganta.

-Preocupación excesiva ante una amplia gama de acontecimientos familiares, laborales o sociales.

-Temor a padecer enfermedades.

-Dificultad para controlar ese estado de preocupación constante.

-Sensación de que algo malo o grave va a suceder.

-Inquietud, impaciencia, irritabilidad, olvidos, dificultad para concentrarse, etc.

Asimismo, es muy importante tener en cuenta que la ansiedad se presenta como un aspecto secundario a otra problemática, como un cuadro depresivo, abuso de sustancias, consumo de tabaco o alcoholismo.

Por lo tanto, es fundamental, cuando la ansiedad se vuelve problemática, consultar a un profesional para que realice el diagnóstico e indique el tratamiento correspondiente.

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