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El IPJyC propuso comenzar a hablar sobre el juego responsable


Fue en el marco de una Conferencia Taller con disertaciones en manos de profesionales, con una asistencia de público que superó las expectativas. Asistieron representantes de las áreas de juego responsable del país, periodistas extranjeros, profesionales de la salud y agentes de casinos privados de toda la provincia. Presentación de Registro Único de Autoexcluidos.

Las autoridades del IPJyC dieron a conocer el nuevo sistema de Registro Único de Autoexcluidos Mendoza (RUAM), el cual será implementado en todas las salas de juego de la provincia.

Este sistema tiene como virtud la intercomunicación de datos entre todos los casinos de la provincia, en relación con las personas que expresan, por propia voluntad, autoexcluirse. Sin embargo, esta nueva propuesta abordada íntegramente por el personal del Instituto de Juegos  y Casinos deja ver un profundo cambio de paradigma en cuanto a la forma en que se debe tratar el tema de la autoexclusión.

A nivel institucional, esto significó, por un lado, la derogación de la Resolución 589, en la cual se consideraba que la autoexclusión era parte de una falta en la que incurría la persona en el Casino de Mendoza y, por otro, abandonar la visión del acta de autoexclusión como único fin para pasar a ser vista como una importante herramienta de prevención.

Así lo afirmó, mientras presentaba el RUAM, Mercedes Rus, directora del IPJYC. Consideró: “Lo importante de esto es dejar de ver el acta de autoexclusión como un fin en sí mismo y decir que para nosotros es un medio, una herramienta para acercar a esa persona al programa de Juego Responsable. Hoy, cualquier casino de la provincia va a recibir no sólo la información, de manera clara y consensual, como está establecido en la reglamentación respecto de la persona, sino que también recibirá todo el material comunicacional sobre la prevención de juego patológico”.

Otra de las características del RUAM es que, además de estar reglamentado y protocolizado, los plazos de la autoexclusión no son revocables por simple voluntad de la persona, salvo que exista un certificado médico que acompañe la decisión. Los tiempos van de 3 meses a 5 años.

“La cooperación social es la clave de la supervivencia. Por ende, es sumamente legítimo que el Estado asuma el compromiso y regule de manera eficiente la actividad y en esto, no sólo está el RUAM sino también de hacer crecer el Programa Juego Responsable con todas sus
implicancias”, expresó Rus sobre la responsabilidad del Estado en su rol regulador.

Carga de información

En cuanto a lo estrictamente técnico, los ingenieros Edgardo Sicatto y Lucas Días completaron la presentación dando a conocer cuál es el funcionamiento del sistema, cómo y bajo qué circunstancias debe realizarse la carga de datos de la persona que desea autoexcluirse. La carga de la información en el RUAM será la base de la aplicación del sistema de reconocimiento facial, que está en proceso de licitación y del cual hay un avanzado diálogo con las empresas privadas de compartir la responsabilidad en el aporte de los soportes y materiales técnicos necesarios para efectivizar el sistema.

Días, uno de los desarrolladores, explicó. “Este es un sistema que irá creciendo y modificándose en base a las necesidades de los usuarios”. Esta aclaración se basa en que el personal que esté a cargo de volcar la información en el sistema será capacitado especialmente en la materia y deberá recibir a quien quiera autoexcluirse, fuera del contexto de la sala de juego.

Interés legislativo

Del inicio de la Conferencia-Taller y presentación del RUAM participaron autoridades  provinciales, como la ministra de Hacienda y Finanzas, Paula Allasino, quien comentó una experiencia cercana respecto del padecimiento de una persona con problemas de juego. Sin embargo, puso énfasis en la forma en que actualmente se abordan todos los temas de complejidad social desde la instrucción secundaria. Destacó: “Hoy el tema de la ludopatía no es un tema ajeno para el Estado, por esta razón es que muchos de los recursos que recauda el Institut están destinados a distintos programas de salud. Deseamos que esto no sea un paliativo sino que podamos hacer una real prevención de lo significa en la sociedad, y que todos ayudemos a estas personas que con gritos silenciosos piden ayuda”.

Por su parte, la senadora Cecilia Páez, quien impulsó que el encuentro fuera declarado de interés por el Senado de la Provincia de Mendoza, comentó: “El Poder Legislativo también quería estar presente en esta primera conferencia-taller y como iniciativa del IPJyC, el martes pasado, 23 de abril, presentamos este proyecto sobre tablas. Fue aprobado por unanimidad, es decir, todas las voces del arco político de la provincia considera fundamental este trabajo de prevención. Deseo que la jornada sea fructífera y se replique, que se pueda compartir y que sea el primero de muchos encuentros para prevenir esta enfermedad silenciosa”.

De esta manera, el Instituto Provincial de Juegos y Casinos comienza a marcar precedentes en cuanto a la prevención, como uno de los primeros pasos para promover el juego responsable.

Sobre el juego responsable y los efectos de la ludopatía

Los profesionales abordaron diferentes aspectos a tener en cuenta: el sentir, la conducta y la acción reacción de una persona que se encuentra atrapada en el juego compulsivo.

“El juego patológico es una afección grave pero silenciada socialmente. Abordar esta afección nos obliga a pensar en lo multicausal, causas psíquicas, emocionales, sociales, culturales, hereditarias, económicas. Todas estas causas complejizan la problemática que afecta a importantes sectores de la comunidad”, definió la psicóloga Débora Blanca.

Además, se trató de analizar cuál es el mensaje que desde el Estado se intenta proyectar en materia de juego responsable, aspecto muy importante al abordar cualquier tipo de problemática social.

En Argentina, el 30 de abril del 2014 se sancionó la Ley 26934, que crea el Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos, en donde por primera vez se enmarca al juego como una problemática de salud mental. Los consumos problemáticos son definidos como padecimiento mental y este, a su vez, se define como todo sufrimiento psíquico de las personas o grupos.

Gabriela Álvarez, responsable del Programa Juego Responsable en la provincia, resaltó: “Hace un tiempo, el modelo médico sanitario era el que pensaba la ludopatía más cerca de una enfermedad, donde las posibilidades de abordaje parecían sólo médicas, con algunas cuestiones hegemónicas acerca de que si no se medica, no se sana. Esta nueva mirada, más reciente de salud mental, incluye a todas las adicciones con un abordaje interdisciplinario, con lo cual la problemática no es sólo médica sino social. Y, al ser social, implica un montón de perspectivas”.

En torno al nuevo sistema, RUAM, Álvarez reflexionó: “El nuevo Código Civil parte de la presunción de las capacidades de las personas y la Ley de Salud mental también. Entonces, desde un principio, el autoexcluirse tiene que ver con responsabilizarlo de su acto, de la posibilidad de que tenga un problema con el juego y que eso tenga también consecuencias para terceros. Entonces, comprometerse a eso es un gran paso y si a eso se le acompaña algún semejante, familiar, amigo, etcétera, genial. La idea no es perseguir a un ludópata, por eso sacar las autoexclusiones de la falta es pensar que quien tiene un problema con el juego está padeciendo, no hace falta ni castigarlo ni avergonzarlo”.

Débora Blanca es fundadora y directora de Lazos en Juego, un equipo de tratamiento y capacitación en ludopatía. Además, es miembro directivo de Socilej (Sociedad Científica Íbero-Latinoamericana para el Estudio del Juego). Habló de adicciones comportamentales, aquellas en las cuales no hay de por medio una sustancia. “Los jugadores dejan de jugar lúdicamente en el preciso momento en donde se juegan el sueldo, la casa, el amor y la confianza de sus afectos”.

Destacó además la importancia de distinguir entre un vicio y una patología, porque “sobre el vicio recae una condena moral social y el connotado vicioso se avergüenza, culpa y esconde. Esto dificulta un pedido de ayuda. La ludopatía no es un vicio, pero sin duda hay algo vicioso que es el círculo de auto y hetero destrucción que habita en el ludópata. Hay muchísimo desconocimiento con respecto a la ludopatía y ya sabemos que, frente a lo ignorado, se cae en el prejuicio sin ningún esfuerzo”.

Blanca expresó además que “la ludopatía es una afección, no un vicio, pero hay algo de la soledad del aislamiento. El adicto necesita aislarse, necesita estar solo, ocultar, mentir y parte del trabajo de recuperación de alguien que padece una adicción, sea del juego o de cualquier sustancia, tiene que ver con la reconstrucción de los lazos, de los vínculos, de que esa persona pueda pensar que le pasa, que se repliega y que en ese repliegue se va autodestruyendo, va rompiendo todo lo que lo rodea. Entonces el tema de la soledad es sustancial a la hora de trabajar con adictos”.

“La ludopatía es una adicción sin sustancia pero con un tóxico tan potente como cualquiera de  ellas, ese tóxico es el vínculo que el jugador establece con el juego. El tóxico no es la máquina  tragamonedas, no es la quiniela, no es la ruleta, el tóxico es lo que se establece en el vínculo entre el jugador y el juego”.

Lo cierto es que luego de más de dos horas de exposición sobre la problemática del juego, ambas profesionales coincidieron en que la ludopatía forma parte de una problemática de consumo, ya que no es ajena a los condicionamientos epocales. Blanca se refirió al respecto en que “corren tiempos difíciles, somos atravesados por cambios socioculturales enormes, ritmos vertiginosos, mandatos poco humanos, caídas de repente, nos dicen de todas maneras posibles que nuestra satisfacción debe estar garantizada y que, sobre todo, debe ser inmediata. Nada de esperar, de dar tiempo de cocción a lo que queremos. ¡Ya! Porque de otro modo no sirve. Se trata de vivir enseguida, haciendo visible el contraste entre el desencanto y la monotonía de la gente con el optimismo tecnológico y científico. Fascinación hipnótica de las imágenes y lo artificiosamente lúdico”.

Lo comunicacional, más profesionalismo que simples ganas de hacer cosas

Esta fue una de las frases más destacadas del licenciado en Comunicación Social Fabian Bataglia, quien se especializa en la comunicación sobre juegos de azar a nivel internacional.

“La imagen y el texto no pueden diluirse en un mensaje comunicacional, sino que deben ir en una misma dirección”, sostuvo.

Bataglia presentó una serie de videos institucionales sobre juego responsable y cómo se maneja, tanto a nivel nacional como internacional. A partir de estos disparadores, se pudieron analizar en conjunto la imagen y cómo tiene que estar comprometida con lo que se dice y se hace. Habló de la retorica de la imagen y sus componentes.

Esto permitió una gran interacción entre el público y el disertante, ya que pudieron  rever cómo se trabaja en materia de comunicación en estos temas que son de tan alto impacto en la población.

Algunos aspectos que se destacaron tienen que ver con que muchas veces el objetivo  comunicacional no está planificado de manera tal que el mensaje trascienda de manera eficiente y se coloque en la mente de los públicos a los cuales está dirigido.

Bataglia explicó: “La buena comunicación no se construye sólo con buenas voluntades sino con los mensajes adecuados en las circunstancias precisas. La mejor forma es conocer la raíz de un conflicto, las necesidades de las personas a las que estamos enviando el mensaje, porque es la mejor forma, si no la única, de tener la perspectiva del lenguaje que tenemos que usar. Si no nos metemos en el mundo patológico, si no entendemos los miedos, las necesidades y el germen del conflicto, ¿cómo podemos llegar a ellos con nuestro mensaje?”, planteó, y dejo de esta manera la puerta abierta a la reflexión sobre el trabajo en comunicación.

De esta manera y por medio de una jornada atípica abordando la problemática desde su raíz y con propuestas concretas por parte del Estado, el Instituto Provincial de Juegos y Casinos marcó un antes y un después de apertura al debate y tratamiento del juego responsable en Mendoza.

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