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Especialista internacional disertó sobre cuidados, problemas y buen trato en la crianza


La exposición hizo hincapié en las consecuencias de los malos tratos en la salud mental durante toda la vida, en los pilares de la crianza respetuosa y en los buenos tratos hacia los niños.

La ministra de Salud, Desarrollo Social y Deportes, Elisabeth Crescitelli, asistió a la conferencia “Buenos tratos a la infancia y crianza respetuosa”, organizada por la Dirección de Protección y Restitución de Derechos y la Fundación América por la Infancia.

La disertación estuvo a cargo del Álvaro Pallamares, psicólogo clínico especializado en psicología infantil, con un Diplomado en Apego, quien sostuvo que los buenos tratos a niñas y niños aseguran el buen desarrollo y el bienestar infantil y son la base del equilibrio mental de los futuros adultos y, por tanto, de toda la sociedad.

Al respecto, Elisabeth Crescitelli indicó: “La problemática de los malos tratos y el impacto que esto puede producir es una temática a instalar, ya que nos involucra tanto a los padres y madres como a referentes de instituciones que trabajan con niños y es lo que nos debe ocupar”.

Asimismo, la ministra subrayó: “Estamos trabajando en garantizar los derechos, ahora tenemos la nueva Ley de Niñez, estamos trabajando en lo que es la reglamentación de los hogares en ETI, el paso a microhogares y el nuevo espacio para adolescentes, reforzamos las acciones con respecto a la problemática en adicciones. La violencia es un tema transversal a la sociedad y como Estado no podemos desentendernos. Los casos de abusos y violencia nos llegan por distintas vías, debemos enfrentarlos y visibilizarlos, pero un solo caso es el 100% para nosotros y nos duele como funcionarios”.

En tanto, Álvaro Pallamares señaló: “La ignorancia y la repetición de malas prácticas vienen dándose en la sociedad hace muchas generaciones. El cerebro, durante la primera etapa de la vida, es tan plástico que los malos tratos dejan huella indeleble y eso tiene repercusión a lo largo de toda la vida. Hoy, estamos empezando a tener más cordura en torno al impacto que tiene la forma de tratar a los niños, y vemos motivos económicos, morales, neurocientíficos, psicológicos y éticos que nos dan a entender que el camino mental hacia la salud de la nación parte por los más chicos”.

“Lo primero es un poco distinguir qué son malos y buenos tratos. En cuanto a los malos, la gente piensa que son una forma de educar, y generalmente hay violencia, agresión, hostilidad e indiferencia, que son conductas que hacen daño. El grupo de élite de la comunidad científica mundial tiene ya un trabajo de 60 años en esto, con un conocimiento muy preciso en torno al impacto que tienen estas formas de tratar a los niños en sus cerebros, y recién hoy estamos poniendo atención a esto en Latinoamérica”, continuó Pallamares.

“Nosotros sabemos que el cerebro de un niño que es tratado bien crece de manera distinta a uno que es maltratado. Eso los deja predispuestos a la salud mental, a la pertenencia social, a la capacidad de aprender, que un cerebro esté funcionando, en armonía, ya que una mente estresada no aprende, no recibe. Sabemos que los adultos de hoy fueron muy maltratados en la infancia y ello genera escisión, bloqueo, disociación, formas de no recordar, que llevan a repetir conductas. Entonces, lo primero para romper la cadena de maltrato es volver a reencontrarnos con la emoción sentida a la hora de ser maltratados, con el niño herido que cada uno esconde y guarda. Cuando sacamos eso a la luz, se dan estos rompimientos, ayudamos que ese niño crezca y elija qué conductas perpetuar con las siguientes generaciones”, comentó el especialista.

Límites en la infancia

Pallamares también se refirió a cómo deben hacer los padres para poner límites a sus hijos sin violencia pero generando un cambio de conducta. Dijo: “Hoy tenemos la primera generación de niños que no han recibido golpes y vamos a ver qué pasa en 20 años más, cómo esto va a generar un impacto positivo. La gente no conecta que las noticias bélicas, asesinatos, derivan de una semilla de violencia que se plantó en la primera infancia. No hay delincuente que no haya sido violentado primeramente”.

Sin embargo, el especialista chileno aclaró: “No obstante, no poner límite es maltratar, la gente se confunde porque no sabe poner límites desde el buen trato. Entonces, piensa y asocia que poner un límite es dar un golpe y eso es una desviación de lo que debería ser saludable. Lo sano es que les expliquemos a los niños muchas veces qué cosas no se hacen y así por repetición van a seguir aprendiendo”.

La conferencia se dio en el marco de las actividades de formación que ofrece la Fundación América por la Infancia en Mendoza. La institución internacional trabaja con el gobierno de Chile en varias regiones, con distintas administraciones estatales de México y con la intendencia de Arias en Argentina.

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