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Zandomeni analiza aspectos de la Cumbre Río + 20


“Uno de los objetivos centrales que prometió Rio+20 fue trascender la visión que opone las prioridades entre naciones y comenzar a concebir y enfrentar en conjunto, definitivamente, los problemas ambientales. No obstante, pudimos asistir al intento de los países centrales, especialmente los europeos, para imponer una agenda ambiental que no distinga entre países desarrollados y países en desarrollo. Mientras que estos, especialmente el bloque del Mercosur más Chile, instalaron el debate alrededor de responsabilidades compartidas pero diferenciadas”, comenzó el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Marcos Zandomeni, tras participar en la Cumbre, que se llevó a cabo en la ciudad brasileña.

En este marco, se hizo notable en la cumbre la influencia de la crisis europea el intento de los países centrales de utilizar los temas ambientales para trasladar los costos de sus ajustes.

El riesgo más importante para los países en desarrollo era que se creara un organismo supranacional con poder para establecer y controlar metas ambientales que potencialmente pudieran restringir las exportaciones de los países con menos capacidad tecnológica, y al mismo tiempo subsidiar con herramientas, como el pago por servicios ambientales, la producción de los países centrales.

En este sentido, la cumbre puso negro sobre blanco que, más allá de los principios de equidad y justicia ambiental y económica, el debate seguirá atravesado por fuertes juegos de poder.

En este contexto, Mendoza en su conjunto, gobierno, sector privado y organizaciones sociales, deben seguir profundizando sus acciones en pos de la protección del ambiente. Por ejemplo, transcendiendo el concepto de “economía verde” por el “economía sustentable”, que supone incluir en todo proyecto económico su viabilidad y su impacto sobre la pobreza, porque no puede entenderse ya la justicia ecológica sin la justicia social, hacia adentro y hacia afuera de las naciones y comunidades.

Hoy más que nunca las economías en desarrollo comienzan a ser protagonistas del cambio de visión que propone Rio+20, que significa que de una vez por todas el todo asuma que es el resultado de sus partes, por más insignificantes que puedan aparecer ante los grandes números del G20. En síntesis, el que piense que se puede cortar solo está equivocado o, simplemente, atenta contra los objetivos generales.

Está claro que los países centrales siguen sin reconocer, en beneficio de sus intereses, los costos que supone la corresponsabilidad ambiental global.